UNA PSICOLOGÍA FEMENINA BASADA EN ARQUETIPOS
De la Gran Diosa a la Diosa Fragmentada
Sabemos que hace de 5.000 a 25.000 años la Vieja Europa era una sociedad no estratificada e igualitaria, una cultura “matrifocal”, sedentaria, pacífica, amante de las artes y ligada a la tierra y al mar que rendía culto a la GRAN DIOSA, conocida con muchos nombres como Astarté, Inana, Ishtar, Nut, Isis, etc. La Gran Diosa era venerada como la fuerza femenina profundamente conectada con la naturaleza y la fertilidad, responsable de la creación y destrucción de la vida.
Esta cultura fue destruida por invasiones de pueblos indoeuropeos “patrifocales”, seminómadas, amantes de la guerra e indiferentes al arte, que se consideraban a sí mismos como un pueblo superior a quienes rendían culto a la Gran Diosa. Con las sucesivas olas invasoras, lo que ocurrió no fué tanto la supresión de la diosa, sino su destronamiento e incorporación a la religión de los invasores con un papel de subordinación. Y como se refleja en la mitología griega, los atributos, símbolos y poder que en otro tiempo se ponían en una sola Gran Diosa se dividieron entre muchas diosas. La Diosa Gran Madre se fragmentó en muchas diosas menores.
Este proceso iniciado por invasores indoeuropeos fue completado por las religiones hebreas, cristiana y musulmana. La deidad masculina tomó el lugar predominante. Las diosas se marchitaron en un segundo plano, siguiéndoles las mujeres en la sociedad.
Una psicologia femenina basada en arquetipos.
Las siete diosas que Jean Shinoda Bolen elige para crear su tipología de la psicología femenina en su obra “Las diosas de cada mujer” surgen de la fragmentación de una diosa: la Gran Diosa, el ser humano femenino total que vivió alguna vez en los tiempos prepatriarcales -al menos en la religión y en la imaginación. Todas ellas juntas integran el círculo completo de las cualidades humanas. Tal vez entonces, como ahora, imaginar la totalidad fue el primer paso para realizarla.
Los patrones de las diosas ayudan a explicar las diferencias de personalidad e informan también de las dificultades psicológicas o síntomas, y de las maneras en que pueden evolucionar. Cuando una mujer sabe qué “diosas” son las fuerzas dominantes dentro de ella, adquiere autoconocimiento sobre la fuerza de ciertos instintos, las prioridades y las capacidades, y también las posibilidades de encontrar un propósito personal a través de las opciones que toma. Cada mujer posee dones “otorgados por la diosa”, que ha de aceptar con agradecimiento. Y tiene también riesgos que debe reconocer y superar para cambiar.
Podemos también invocar las fuerzas y cualidades de diosas hasta ahora poco activas dentro de nosotras para ir integrando fragmentos y completándonos como mujeres y volver a mirarnos en el espejo de la Gran Diosa primigenia. Convertirnos así poco a poco en mujeres íntegras, completas, enteras, autónomas.
Arquetipos, Autoconocimiento, Desarrollo personal, Feminidad, Psicología, Psicoterapia