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UNA METÁFORA MARINERA: ¿CUÁNDO IR A TERAPIA?

Metáfora marinera

Cuando uno se pregunta si no lo estará necesitando es probablemente el momento de buscar acompañamiento terapéutico.

Quienes navegan saben que es necesario encontrar un buen equilibrio entre los vientos y las velas. Así, cuando los vientos son flojos, conviene “sacar trapo” para aumentar la superficie sobre la cual el viento incide para hacernos avanzar. Por el contrario, cuando el viento arrecia, mantener esa misma superficie vélica hace que la embarcación se torne “ardiente”, sea difícil de gobernar y se haga peligrosa la navegación. La dificultad de los navegantes sin experiencia es saber cuándo hay que “rizar la vela”, maniobra -no exenta de dificultad cuanto más fuerte es el viento- consistente en recoger parte de la vela para reducir esa resistencia y hacer cómoda, segura y manejable la navegación. La respuesta de los navegantes avezados suele ser que hay que recoger vela cuando uno se está preguntando si no tendría que hacerlo.

Algo parecido ocurre con la decisión de ir a terapia. Con frecuencia, al saber que soy terapeuta algunas personas me preguntan cuándo sabe alguien que tiene que ir a terapia. Creo que la metáfora marinera encaja bien y quizás sea el momento de buscar acompañamiento terapéutico cuando uno o una se pregunta si no lo estará necesitando. Llegado este caso ya existe una conciencia de dificultad de la que conviene hacerse cargo, antes de que “el viento arrecie” y comprometa cada vez más nuestro bienestar y seguridad.

Porque no es cierto que uno tenga que estar muy mal, muy desequilibrado, angustiado o “loco” para buscar un contexto terapéutico donde poder escucharse a sí mismo y aprender a saber lo que necesita y cuidarse mejor; de la misma manera que no hay necesidad de retardar una maniobra hasta el punto de arriesgar nuestra seguridad en el mar.

Cuando se empiezan a ver “borreguitos” en la superficie del mar se sabe ya que el viento está subiendo; cuando la proa busca cada vez más fuertemente el viento, sabes que la intensidad sigue aumentando… Si no escuchas estas señales, puedes llegar a verte en apuros para recuperar el equilibrio.

Del mismo modo, cuando empiezas a notar que tu nivel de ansiedad sube, que pierdes el sueño, la alegría, o la capacidad para relacionarte con las personas a las que quieres, ese es el momento para detenerte a mirar cómo puedes reducir el malestar y potenciar el desarrollo de tu conciencia y capacidades personales.

Claro que hay muchas maneras de hacerlo. La psicoterapia es una de ellas. La que yo conozco. La que yo he utilizado como vía para mi desarrollo personal y la que uso como herramienta de trabajo al servicio de otras personas.

Autocuidado, Conciencia, Desarrollo personal, Psicoterapia