PACIENCIA DE HORMIGA Y SONRISA DE GATA
Yo soy impaciente, de toda la vida.
Y, sin embargo, parte de mi crecimiento y de mi sanación está siendo desarrollar la paciencia… y la confianza. Una paciencia como de hormiga, así tan constante…
No es que me haya resultado fácil, pero cada vez me siento más cómoda de no tener que empujar tanto las cosas, de aceptar que van a ir a su ritmo y al mío. Y así está siendo.
Digo todo esto porque, por ejemplo, mis deseos en lo profesional se van realizando, poco a poco, paso a paso, más a ritmo de adagio que de allegro.
Y cada vez estoy más convencida de que esto ocurre porque se adapta a mi propio ritmo, al ritmo al que yo voy pudiendo aprender, incorporar, adaptar, desarrollar y ofrecer de un modo natural y amable conmigo misma. Y la verdad es que siento una alegría y una satisfacción profundas.
Os doy las gracias, a quienes os interesáis por mi trabajo, a quienes participáis de mis sesiones individuales o de grupo, a quienes os sumáis a los talleres y retiros, y a quienes me proponéis nuevos proyectos con adultos, jóvenes y niños.
Aceptación, Autoconocimiento, Autocuidado, Autoexigencia, Desarrollo personal